Dibujando

Nunca antes había escrito (pensareis, ya, no hace falta que lo jures). En el colegio sacaba buenas notas en Lengua y Literatura, no se me daban mal las redacciones y ese tipo de cosas, pero eso no cuenta, porque en aquella época yo era una niña aplicada, y más allá de mis aptitudes sabía resolver, entonces sí, lo que se me planteaba en mis asignaturas.

Sin embargo, siempre me gustó dibujar. Recuerdo que me pasaba horas plasmando las historias que me montaba en mi cabeza en un papel, a modo de de viñetas, y me entretenía mucho, vivía las historias a través de aquello.

Después me hice mayor, y me pasé a otro tipo de dibujo que nada tiene que ver, el técnico, que de alguna manera ha acabado relacionado con lo que es mi profesión; ahora me toca dibujar de vez en cuando, pero no con lápiz, sino por medio de esa herramienta imprescindible, el ordenador.

Esta tarde, mientras escuchaba a Van Morrison y entraba en una especie de trance, me he puesto a dibujar, después de muchísimo tiempo; ni siquiera lo he hecho de una manera consciente, simplemente tenía cerca un papel y un boli y me he encontrado haciendolo, como cuando era pequeña. No sé si significará algo.