Me decía el otro día una amiga que es a veces inexplicable cómo hay personas con las que nos es imposible cortar el vínculo, porque aunque las cosas se hayan deteriorado, el hecho de cortar por lo sano, y para siempre, nos genera más sufrimiento y preferimos dejar las cosas cómo están aunque no se parezcan ya a lo que fueron.
A mí también me pasa, hay personas con las que sé que debería soltar amarras, y no soy capaz. Me imagino que me pasa un poco como a ella, pensar que nunca más, que se acabó, es una angustia por la que intento evitar pasar.
Con las cosas a veces hay una sensación parecida, sabes que tienes que acabarlas; con este blog, por ejemplo, que es un basurero emocional que debería finalizar, al menos tal como está concebido, pero no lo hago, siempre encuentro alguna excusa, bien sea por tener la sensación (falsa) de sentirme menos sola compartiendo miserias, y dejar la puerta abierta, o vete tú a saber por qué, pero la cuestión es que no corto con ello.
Y al hilo de ésto, hay una cosa que me pregunto, ¿por qué las (pocas) personas que leen este blog lo leen? ¿qué les/os impulsa a volver?