Un punto de inflexión. Inicio una nueva etapa.

En estos últimos tiempos han pasado cosas que han provocado cambios, profesionales y personales. Hay que afrontar cada cambio como una oportunidad, y también cada persona que nos encontramos en el camino como un aliciente en nuestra vida, todo ello con la ventaja de partir de cero, y con ganas de hacerlo mejor que en ocasiones pasadas.

Y puede salir bien, o no tanto, pero hay dos cosas importantes, tener ilusión y la sensación de que está en mis manos, y yo hoy cuento con ambas. Puede que sea verdad eso de que sobre todo es cuestión de actitud.

Por lo general se cree que tener un objetivo marcado es algo bueno: que la persona sabe lo que quiere y que lo persigue; por otra parte sin embargo, tal situación le impone unas anteojeras, como las de los caballos: ve única y exclusivamente su objetivo y nada mas. Y ocurre, por el contrario, que lo que está más allá, lo que sale del límite impuesto en amplitud y profundidad puede resultar mucho mas interesante e importante. A fin de cuentas, entrar en un mundo diferente significa penetrar en un misterio, y ese misterio puede guardar muchos laberintos y recovecos, ¡tantos enigmas e incógnitas!
("Ébano" -Ryszard Kapuscinki)

En el fondo quien se esconde, lo único que busca es poder llegar a tener la sensación de que alguien le descubra.

Una lee a veces algún blog, y le entra un cierto pudor, porque tiene la sensación de estar violando un territorio privado, una intimidad entre dos personas, como si no tuviera derecho a entrar ahí, de manera que ni siquiera es capaz de dejar un comentario, porque ya digo, es como inmiscuirse...no sé, he tenido esa sensación especialmente al leer algo en ese blog hoy, aunque ya la había tenido anteriormente.

Lo importante de todo es que la persona que escribe ese blog hace feliz a alguien a quien tengo mucho cariño, (un cariño, la verdad, casi desde lo irracional), y que leerlo para mi se hace necesario para creer que a veces sí aparece justo la persona adecuada para cada cual en el momento justo.

A veces solo necesitas que te digan una frase para alegrarte el día. Tan simple como eso. Un pequeño detalle y todo parece diferente, aunque realmente no lo sea. Y hay que disfrutar ese pequeño momento, porque enseguida pasa y vuelves a tus preocupaciones más inmediatas, pero ayuda, ya lo creo que ayuda.

Ni chats, ni blogs, ni bares ni nada. Ningún método es bueno para mí.El círculo está cerrado y yo no accederé a él, no soy capaz de establecer nuevas relaciones sociales sola. Es imposible. Y ni siquiera tengo la excusa de vivir en una pequeña ciudad de provincias. Pero de qué sirve vivir en una gran ciudad cuando no puedes dar ni primeros pasos, cuando es más difícil que buscar una aguja en un pajar, porque ni siquiera sabes dónde está el pajar.
Cada día me siento más torpe y más estúpida. Entre pensar que tengo mala suerte o que me lo merezco, prefiero pensar esto último; no sé muy bien por qué, quizás por hacerme responsable de lo que me pasa y de lo que no me pasa.

Me voy a la calle a ver si me despejo.