Paseando y pensando

A veces en la hora del café yo me voy a dar una vuelta a la calle. Me gusta dar un paseo a mi aire y sumergirme en mis pensamientos, y últimamente tengo demasiadas cosas en la cabeza.

Me voy a cambiar de trabajo y esta mañana repasaba la lista de propósitos para la nueva etapa, relativos fundamentalmente al trato con la gente, me decía que tengo que procurar ser menos introvertida, más comunicativa, a la gente no le suele gustar las personas que no cuentan casi nada de sí mismas, supongo que pensarán que qué ocultamos, y ahora que se me brinda la oportunidad de empezar en un sitio nuevo, donde no existe una idea preconcebida sobre mí, creo que es buena idea hacer un pequeño esfuerzo en esa dirección.

En otro orden de cosas, venía a mi mente también lo difícil e inconveniente que es a veces decir toda la verdad; en ocasiones siento la necesidad de hablar claro, de poner las cartas sobre la mesa, y que salga el sol por donde salga; pero la verdad, creo que no queda más remedio que callarse, omitir, porque si hablo puede que lo único que consiga es perjudicarme y perjudicar a otra persona.

Me gustaría que los cambios no solo afectaran la cuestión laboral, pero de momento esto es lo que hay; tal vez el próximo cambio sea de otro tipo...

¿Podría ser?

A veces se ven por ahí uniones de lo más dispares , no habéis pensado nunca, y est@ de qué se habrá enamorado, porque hay que ver, el mundo está lleno de parejas en las que una de las partes es (a nuestro juicio) estupend@,simpátic@, inteligente, buena persona, etc, etc mientras que la otra persona es más bien todo lo contrario, o bien sencillamente ves a dos personas ,aparentemente al menos, completamente dispares, en las que no parece que haya ningún punto de afinidad, de nuevo, obviamente, desde nuestro punto de vista; supongo que eso es el misterio del amor, y que a cada uno nos resulta atractivo cosas diferentes, y que eso hace que alguien sea especial a los ojos de una persona y no de las demás.

¿ Por qué me pongo a pensar en eso? Siempre he tenido la sensación de que las personas que a mi me gustaban y por las que podía llegar a sentir algo más, nunca iban a poder sentirse atraídas por mí, que yo no les podía gustar de esa manera, que de alguna manera yo no las merecía. Por eso me repito mil veces que es imposible, que no puedo detenerme a pensar en ello siquiera, que no me puedo enganchar, que yo no puedo gustarle, que no tengo ninguna posibilidad, que en realidad apenas la conozco, que bastante suerte tengo ya con haberle caído bien, que el hecho de que con ella todo sea mucho más fácil no significa nada, solo quizás que me ha sabido leer mejor que nadie, que tal vez mi situación personal hace que me confunda,que no puedo estropearlo con mi torpeza, que no le llego ni a la suela de los zapatos...pero alguna vez, aunque sea durante tres segundos, y pensando en lo que he comentado al principio, me pregunto ¿podría ser?...y enseguida me vuelve la sensatez y me digo no, claro que no podría ser.

La espinita clavada

A veces no recuerdas que la tienes alojada, pero cada poco tiempo, cuando haces algún movimiento concreto, se te clava más y vuelves a sentir sino dolor, sí bastante molestia, y entonces te das cuenta de que efectivamente sigue ahí, aunque intentes hacer como si ya no estuviera. Puede que ya solo sea por orgullo, puede que haya algo más, pero ahí está.

La retirada de Conchita

Acabo de oir que se retira del tenis Conchita Martinez. Alguien que tenía un talento enorme pero una debilidad psicológica que hacia que pudiese perder un partido que tenía practicamente ganado por quedarse pensando en una absurda bola fallada, por ejemplo. Con ella los partidos sí que tenían emoción porque hasta la última bola no sabias como iban a acabar, y disfrutabas de sus golpes elegantes y sufrías con sus idas de cabeza.

A pesar de que los focos casi siempre estuvieron dirigidos hacia otra persona, en parte por su aparente indolencia, realmente es mucho más difícil que surja alguien que se pueda parecer en ella en talento, que a la otra tenista que solía acaparar la atención.

Aguantandome

Me he quedado con el teléfono en la mano, y he sido incapaz de llamar... la pillaré en mal momento, estará con los amigos...qué imbécil. Así no vamos a ninguna parte; en el fondo sé porqué no lo hago, aparte de la vergüenza, el miedo al ridículo, etc..., probablemente acabaría enganchándome , y creo que sería perjudicial, siempre lo es, para las dos. Aunque, la verdad,no puedo prometer que la próxima vez me resista.

Terapia

Cuando en vez de contar las cosas a tus amigos, decides contar parte de lo que te pasa a gente prácticamente desconocida.
Cuando te aislas en tu burbuja sin dejar que entre nadie,y hay gente que cree que te proteges de ellos, cuando lo cierto es que lo que haces es protegerles a ellos de tí.
Cuando llega un momento en que no sabes si lo que sientes realmente es verdad o no, si en realidad te engañas, y notas un vacío horroroso.
Cuando demasiadas veces has sido una marioneta, un juguete de usar y tirar, y reconoces que en cierto momentos te percataste de lo que pasaba y preferiste mirar hacia otro lado, hacer como que no era así, y construirte la realidad que a tí te interesaba.
Cuando has pensado decenas de veces que deberías ponerte en manos de un profesional, porque es evidente que algo no funciona en tu cabeza, que hay un problema que solucionar. Nunca creí demasiado en los psicólogos (perdón), siempre pensé en un psiquiatra, aunque realmente no sepa la naturaleza del problema ni de quién es competencia, pero sea de quién sea hay que hacer algo ya.
He estado a punto de autocensurarme, de no publicar este post, se que desde luego esta no es una gran carta de presentación y que seguramente lo único que hace es ahuyentar a la gente, pero si ni siquiera puedo ser sincera aquí, ¿cómo lo voy a ser ahí fuera?.

Mi padre

Hoy cumpliría 69 años.
Llevo más de media vida sin él.
Suelen decir que me parezco bastante a él en el carácter.
Tengo el recuerdo de estar sentados en el sofá, yo abrazada a él, y recuerdo perfectamente el tacto del jersey que solía ponerse para estar por casa.
La verdad es que no sé si aprobaría algunas de mis decisiones y comportamientos.

Le sigo echando de menos.

Regreso al punto de partida

Hoy he ido a hacer un comentario en un blog, y no he sido capaz, me he sentido otra vez como cuando empecé a leerlos. Siempre me sentí más cómoda simplemente observando, que participando, estando ahí donde no hay riesgos, ni vergüenza, ni sensación de no estar aportando nada.

Una cosa es escribir aquí, que al fin y al cabo es mi rincón, y puedo permitirme el lujo de no acertar con las palabras, y otra es hacer comentarios insustanciales en blogs ajenos.

Quizá sea hora de volver a esconderse, mirar y aprender. No lo sé.