Vamos a hacer un ejercicio.
Pensemos en los que sí están y para los que sí existes, y no en los que se marcharon, y ya no están.
Hay que quedarse con los detalles desinteresados de quienes dan sin esperar nada a cambio, y con quienes se acuerdan de tí no solo en los días señalados, sino cuando realmente los necesitas.
Con eso, y con la esperanza de ser capaz de corresponder en la misma medida.

A pesar de que ha sido en buena parte un día para olvidar, necesito quedarme con eso.

Me siento muy identificada con mi equipo (el Atlético de Madrid, no podía ser otro),y es que funcionamos de la misma manera. Necesitamos 50.000 oportunidades para aprovechar una. Siempre a punto de dar el salto, pero fallando en las ocasiones decisivas. Y así nos va... otros teniendo tan solo una oportunidad la aprovechan.

Algunas de las cosas que están en mi cabeza andan escritas por ahí, en cosas que leo, mucho mejor descritas de lo que yo jamás sabré hacer. Tengo un batiburrillo ahí dentro que rara vez sé cómo transmitir. Cuando se me ocurre algo que podría escribir suele ser en la cama, por las noches, pero cuando después lo intento dar forma no me sale; sé que en parte se entiende lo que quiero decir porque mucha gente se ha sentido así en algún momento, pero eso no evita que me sienta un poco impotente, quizás porque inocentemente creo que si soy capaz de explicarlo escribiendolo de alguna manera lo entenderé todo mejor. Puede que sea una estupidez.

Y hace tiempo que intento escribirte esto, a tí, que sé que no lo vas a leer. Sé que si lo leyeras me dirías que no le diese vueltas y que no empleara mi energía en este tema, pero no puedo evitarlo. Quizás porque en parte de alguna manera esto está ligado a otras cosas indirectamente, y me recuerda mi fracaso total en todas ellas.
No me supe explicar, y la única vez que lo hice lo dije de forma que al final sacaras una idea que no se ajustaba estrictamente a la realidad. Y la culpa de que pensaras así fue totalmente mía, claro, porque de alguna forma yo tambien estaba confundida. Envidio a los que tienen la suerte de contarse entre tus amigos, a esos realmente son a los que envidio, esa gente que te importa, porque me hubiese gustado ser parte de esa gente. Era mi intención decirtelo así la última vez que hablamos, pero para no variar, me quede muda, y no pude. Ahora sé que no estoy a la altura, en realidad lo supe siempre, pero hubo un momento en que me creí de verdad que podiamos ser amigas. Qué ingenuidad, y qué osadía.

Suelo hacer balance de mi año en los días próximos a mi cumpleaños más que a final de año, y hoy puedo decir que hace un año estaba un poco mejor, en parte, porque tú estabas "cerca", te conocí y sin duda tenía más ilusión por casi todo.

Sí, es raro dirigir esto a alguien que no va a recibir el mensaje. Pero a lo mejor a mí me sirve de algo, no sé.
Y lo hago hoy, que ha sido un día de mierda. Probablemente precisamente por eso.
Qué malo es echar de menos, más aún lo que ni siquiera se ha llegado a tener.

Yo creo que la gente no cambia. Existe la experiencia, el aprendizaje, pero la esencia de una persona, el carácter básico, no es posible cambiarlo.
Hace aproximadamente un año, cuando empecé este blog, y tenía una crisis personal parecida a la que arrastro ahora (todo se repite, sobre todo lo malo), una persona dejó un comentario diciendo que si quería podía cambiar. No sé si realmente ella lo creía, o simplemente consideró que era lo que tenía que decir en ese momento, pero yo sostengo que con querer solo no basta, en muchos casos querer no es poder.

Y siempre dudo cuando me preguntan si estoy bien, dudo porque no sé si contestar un sí, estoy perfectamente y quedarme lo que de verdad estoy sintiendo dentro, con lo cual una no es sincera ante la pregunta, y se pone la máscara de la apariencia, o contestar la verdad, de manera que preocupas a la otra persona o la ahuyentas, dependiendo de lo que le importes. Al final, sea cuál sea la elección, mal.

Pensamientos que no me llevan a ninguna parte, como siempre:

Una, la mayor parte de las veces que pido disculpas a alguien, en parte también le estoy pidiendo perdón a esa parte de mí que lucha por salir y que se ve constantemente boicoteada por otra, parece que mucho más fuerte.
Otra, no recuerdo que nadie me haya dicho nunca que me echaba de menos. Yo sin embargo, sí lo he hecho.
¿Conclusiones? no hay conclusiones, simplemente, las cosas son así.

Y no, mejor no hablar del día de San Valentín. Si lo critico voy a parecer una envidiosa, pero vamos, todos sabemos, que el amor no es cosa de un día, claro que esto pasa con todos los Días de..., así que tampoco nos vamos a cebar con este en concreto.

Tú te crees que por estar acostumbrada a perder en ciertas cuestiones estás anestesiada y que la decepción no puede aparecer, porque siempre que algo o alguien nos decepciona quiere decir que algo esperabamos. Si no tienes ninguna expectativa no puedes sentirte de esa manera.

Esto viene a cuento porque días atrás creí que cierta situación no iba a producirse y como consecuencia de ello no pude evitar cierta sensación de decepción, que me sorprendió sentir, porque no creí que le hubiese dado tanta importancia a eso. Al final no tenía sentido sentirse así, porque si pasó, lo que ocurre es que soy una ansiosa y que siempre me adelanto a los acontecimientos, pero esa ya es otra historia, que debe ser contada en otra ocasión.

"Nadie puede cambiar el pasado, pero el futuro es otra historia. Y por algo habia que empezar". Esta es una frase que se dice en la pelicula "Juegos secretos" y que resume bastante bien el argumento de la película. La frase me gustó, y la peli también me pareció interesante, y por eso queria ponerlo por aquí a pesar de que estrictamente no tiene que ver con el post, aunque de alguna manera, tangencialmente si que guarda algo de relación.

Alguien una vez me dijo que sobrevaloraba a la gente, que no les medía con el mismo rasero con el que me juzgaba yo. Puede que sea verdad, así que he intentado salirme de mí y pensar que impresión me daría alguien como yo, si no fuese yo, que idea tendría de mí, si yo realmente podría comprender y justificar a una persona que en realidad no tiene derecho a quejarse porque tiene tantas cosas que agradecer en su vida, y sin embargo periodicamente pasa por momentos en los que tiene la impresión de no hacer nada bien ni por equivocación.
Y la conclusión es...la conclusión es que los hechos, los datos, son fríos e incontestables, pero lo que siente cada uno solo cada cuál lo sabe, independientemente de la realidad "objetiva" que ven los demás, asi que no me atrevería a juzgar. Eso creo que pensaría. Y esto no pretende ser una justificación, porque la primera que se juzga soy yo, y duramente además.

He pensado también después de leer varias cosas hoy, en la influencia que tienen los otros en nuestras vidas, muchas veces sin ni siquiera saberlo, lo que me reafirma en la afirmación de antes, lo que pasa por dentro de una persona al final nadie lo sabe, y cada vez estoy más convencida además de que muchas, muchísimas veces, lo más importante se queda sin decir.

Sí, le doy doscientos millones de vueltas a las cosas, lo sé, es una cruz.